Durante la época de la ilustración,
la mayoría de los dramaturgos escribieron en dos géneros distintos, las
comedias y las tragedias. Ambos, las comedias y las tragedias, tenían algunos elementos
en común: el alboroto, el honor, y los enredos de las escenas. Las comedias eran
imitaciones de un suceso ocurrido en un lugar y en pocas horas entre un grupo
de personas. Las tragedias neoclásicas fueron escritas para enseñar y
entretener las clases bajas sobre la sociedad y la política en maneras
indirectas.
Virginia fue la primera tragedia neoclásica española y fue
escrita en 1750 por Agustín Montiano. Poco tiempo después, varias otras
tragedias fueron escritas con diversos
temas; incluyendo la política, el nacionalismo, el colonialismo, el absolutismo
y otros problemas sociales.
Los orígenes de las tragedias
neoclásicas aparecían muy atados a la gran controversia sobre las obras
teatrales que se fue desarrollando a lo largo de todo el siglo XVIII. Ignacio
de Luzán fue un escritor y crítico español. Él también fue el principal
teorizador de las ideas del Neoclasicismo y perteneció a varias academias y
desempeñó importantes cargos en la Administración. En su obra, Poética, o reglas de la poesía en general y
de sus principios y especies, escrita en 1737, él describió la tragedia
neoclásica y sus características:
La tragedia es una representación dramática de una gran mudanza de fortuna,
acaecida a reyes, príncipes y personajes de gran calidad y dignidad, cuyas
caídas, muertes, desgracias y peligros exciten terror y compasión en los ánimos
del auditorio, y los curen y purguen de estas y otras pasiones, sirviendo de
ejemplo y escarmiento a todos, pero especialmente a los reyes y a las personas
de mayor autoridad y poder (Luzán).
Esta cita es importante porque la opinión de Ignacio de Luzán fue que las
características de las tragedias fueron dramáticas con escenarios para
entretener el público ante el cual los personajes van a exponer sus
preocupaciones. La línea donde Ignacio de Luzán mencionó <<una gran
mudanza de fortuna>> es importante porque él se refiere a la transición
de la infelicidad a la felicidad o al revés como ocurre en las tragedias. Otra
parte importante de esta cita es «a reyes, príncipes y personajes de gran
calidad y dignidad» porque él describió que por primera vez se mencionan los
reyes, los príncipes y otros personajes de la nobleza o clases altas como
protagonistas del teatro. Las obras neoclásicas fueron las primeras con los
personajes de la nobleza como protagonistas, esto fue muy anormal y nunca visto
en las obra del estilo barroco. El príncipe, Selin, de Solaya o Los
Circasianos, el rey, rey Alfonso VIII, de Raquel, y Tarquino de Lucrecia son
ejemplos de los personajes de nobleza que aparecían en las tragedias del
teatro.
Los argumentos de las tragedias son mis favoritos partes porque fueron
históricos y políticos. Los hechos que
se incluyeron en las tragedias no necesariamente habían de ser tomados de la
realidad, podrían ser inventados y situados en épocas del pasado, no en la
realidad actual. En Solaya o Los
Circasianos los hechos no fueron ni reales ni auténticos porque la obra
tuvo lugar en el siglo XVI, pero las emociones del amor entre Selin y Solaya y
los temas comunes, como el honor y la importancia de familia, fueron símbolos
de cosas importantes para todos del público y todos podrían relacionarse con la
obra o el tema.
Mediante el uso de lugares exóticos, las noblezas de otros piases y nombres
extranjeros los autores prefirieron que el público observara los eventos con más
imparcialidad y con esto ellos podrían recibir mejor la enseñanza de las
situaciones que fueron aplicable a la realidad actual, que a través de ellos se
transmite. También en los argumentos se podrían utilizar diversas fuentes de
inspiración. Los hechos que se
escenifican fueron ubicados en la antigüedad, bíblica, clásica, en la época
medieval, en países exóticos, orientales o en América.
Para resumir, las comedias y las
tragedias españoles
reflejan todas de las reformas
y los movimientos sociales. Durante una época de muchísimos cambios y
disputas, las obras literarias de todos géneros sirvieron como llaves para ver
los papeles de las clases sociales y entender los problemas. Por consiguiente,
la literatura es la razón de nuestra comprensión de España a lo largo del siglo
XVIII y de la Ilustración.